viernes, 16 de diciembre de 2016

EL SÍNDROME NAVIDEÑO


Por fin llegó diciembre. En el ambiente se respira un aire diferente. Hay brillo y resplandor en las calles. En las casas lucen los adornos y cintas verdes y rojas que despiertan en las familias el espíritu navideño. El pesebre, el árbol cargado de muñequitos y bombas de colores, las botas para los regalos en la chimenea y las imágenes del bonachón Papá Noel en las vitrinas, todos juntos ayudan a completar el mensaje de que es hora de prepararse para Navidad.
Todo parece perfecto. Pero la verdad es que para un gran porcentaje de personas la alegría nunca llega con diciembre. Por el contrario, todos esos símbolos navideños provocan en estas personas una profunda tristeza y nostalgia. Los síntomas son muy claros. Las personas se muestran apáticas, tristes y con gran susceptibilidad. Piensan que la Navidad es una cosa de niños y quisieran que esos días pasaran en un abrir y cerrar de ojos. En efecto, ellos prefieren estar solos, encerrados en su casa como si fuera cualquier otro día de cualquier otro mes.
En los países del hemisferio norte se conoce a esta situación como “christmas blues” pero en Colombia se le ha llamado síndrome navideño. Puede ser leve y en esta categoría clasificarían todas aquellas personas a quienes les da una gran amargura vivir la temporada pero una vez ésta termina vuelven a ser las mismas de antes. Pero el blues navideño también puede llegar a generar casos severos de depresión. Según el médico Jorge Téllez, director de la Sociedad Colombiana contra la Depresión y el Pánico, este síndrome explica por qué cada diciembre se incrementan las cifras de suicidio y las consultas de los terapeutas.
Pese a que es una situación muy evidente, que afecta a un 20 por ciento de la población, sus causas aún desconciertan a los especialistas. Para la sicóloga Martha de Gómez este síndrome tiene que ver con el vacío que genera la terminación de un ciclo. Explica que es muy similar a la depresión temporal que les da a los jóvenes los viernes cuando no tienen un programa de rumba para el fin de semana. “Funciona a nivel inconsciente, dice la experta. En estos casos sería más saludable ser consciente y aceptar la depresión por el año que va a terminar”.
Aunque la Navidad es por excelencia una fiesta familiar, precisamente en ese núcleo reside otro de los factores que pueden provocar el síndrome. Para no ir más lejos, sólo basta mirar el drama que se presenta en las parejas cuando tienen que repartir la noche del 24 de diciembre entre la familia del uno y del otro. Otros van obligados a la reunión de los primos y tíos con los que casi nunca tienen contacto sólo por cumplir con una formalidad, aunque en realidad preferirían estar con sus amigos del alma. Entre los miembros de las familias, según Gómez, siempre hay roces y conflictos que afloran en estas fechas al calor de los tragos y cuando se aflojan los controles de la mente. “Muchas veces reunirse con los familiares no es tan agradable. Se ponen en evidencia las rivalidades, se expresan sentimientos que pueden herir a otro, en fin, puede ser un lío total”.

Cuando muere un ser querido o hay una pérdida del vínculo familiar debido a un divorcio o a la partida de un ser querido es probable que las personas más susceptibles queden atrapadas por la nostalgia de navidades pasadas.
Si bien son muchos más los que disfrutan que los que detestan la Navidad los expertos aseguran que las condiciones sociales de Colombia hacen que sea un país con mayor riesgo de tener este síndrome navideño. Los desplazados, los secuestrados, el desempleo, las quiebras que han afectado a muchas familias y la recesión económica son factores que van a contribuir al malestar de muchas personas en estas festividades.
Sin embargo, no todo está perdido.  Lo importante, según los expertos, es ser conscientes de los sentimientos que afloran en esta época y en lugar de esconderlos tratar de interpretarlos para entender mejor la situación. Sólo entonces la Navidad no será esa fecha tan fastidiosa y angustiante sino la ocasión para disfrutar de un momento amable con los seres más cercanos. Y recuerde………. Celebre la Navidad con amor y esperanza. Un ciclo se cierra un nuevo ciclo empieza.

¡Feliz Navidad!