Por
fin llegó diciembre. En el ambiente se respira un aire diferente. Hay brillo y
resplandor en las calles. En las casas lucen los adornos y cintas verdes y
rojas que despiertan en las familias el espíritu navideño. El pesebre, el árbol
cargado de muñequitos y bombas de colores, las botas para los regalos en la
chimenea y las imágenes del bonachón Papá Noel en las vitrinas, todos juntos
ayudan a completar el mensaje de que es hora de prepararse para Navidad.
Todo
parece perfecto. Pero la verdad es que para un gran porcentaje de personas la
alegría nunca llega con diciembre. Por el contrario, todos esos símbolos
navideños provocan en estas personas una profunda tristeza y nostalgia. Los
síntomas son muy claros. Las personas se muestran apáticas, tristes y con gran
susceptibilidad. Piensan que la Navidad es una cosa de niños y quisieran que
esos días pasaran en un abrir y cerrar de ojos. En efecto, ellos prefieren
estar solos, encerrados en su casa como si fuera cualquier otro día de
cualquier otro mes.
En
los países del hemisferio norte se conoce a esta situación como “christmas blues” pero en Colombia se le
ha llamado síndrome navideño. Puede ser leve y en esta categoría clasificarían
todas aquellas personas a quienes les da una gran amargura vivir la temporada
pero una vez ésta termina vuelven a ser las mismas de antes. Pero el blues
navideño también puede llegar a generar casos severos de depresión. Según el
médico Jorge Téllez, director de la Sociedad Colombiana contra la Depresión y
el Pánico, este síndrome explica por qué cada diciembre se incrementan las
cifras de suicidio y las consultas de los terapeutas.
Pese
a que es una situación muy evidente, que afecta a un 20 por ciento de la
población, sus causas aún desconciertan a los especialistas. Para la sicóloga
Martha de Gómez este síndrome tiene que ver con el vacío que genera la
terminación de un ciclo. Explica que es muy similar a la depresión temporal que
les da a los jóvenes los viernes cuando no tienen un programa de rumba para el
fin de semana. “Funciona a nivel inconsciente, dice la experta. En estos casos
sería más saludable ser consciente y aceptar la depresión por el año que va a
terminar”.
Aunque
la Navidad es por excelencia una fiesta familiar, precisamente en ese núcleo
reside otro de los factores que pueden provocar el síndrome. Para no ir más
lejos, sólo basta mirar el drama que se presenta en las parejas cuando tienen
que repartir la noche del 24 de diciembre entre la familia del uno y del otro.
Otros van obligados a la reunión de los primos y tíos con los que casi nunca
tienen contacto sólo por cumplir con una formalidad, aunque en realidad
preferirían estar con sus amigos del alma. Entre los miembros de las familias,
según Gómez, siempre hay roces y conflictos que afloran en estas fechas al
calor de los tragos y cuando se aflojan los controles de la mente. “Muchas
veces reunirse con los familiares no es tan agradable. Se ponen en evidencia
las rivalidades, se expresan sentimientos que pueden herir a otro, en fin,
puede ser un lío total”.
Cuando
muere un ser querido o hay una pérdida del vínculo familiar debido a un
divorcio o a la partida de un ser querido es probable que las personas más
susceptibles queden atrapadas por la nostalgia de navidades pasadas.
Si
bien son muchos más los que disfrutan que los que detestan la Navidad los
expertos aseguran que las condiciones sociales de Colombia hacen que sea un
país con mayor riesgo de tener este síndrome navideño. Los desplazados, los
secuestrados, el desempleo, las quiebras que han afectado a muchas familias y
la recesión económica son factores que van a contribuir al malestar de muchas
personas en estas festividades.
Sin
embargo, no todo está perdido. Lo
importante, según los expertos, es ser conscientes de los sentimientos que
afloran en esta época y en lugar de esconderlos tratar de interpretarlos para
entender mejor la situación. Sólo entonces la Navidad no será esa fecha tan
fastidiosa y angustiante sino la ocasión para disfrutar de un momento amable
con los seres más cercanos. Y recuerde………. Celebre la Navidad con amor y
esperanza. Un ciclo se cierra un nuevo ciclo empieza.
¡Feliz
Navidad!