jueves, 1 de noviembre de 2018

10 PASOS PARA PERDER EL MIEDO A HABLAR OTRO IDIOMA


Hay algunos valientes que se lanzan a conversar en otro idioma con un vocabulario muy reducido, sirviéndose de su confianza y un adecuado uso de los gestos. Sin embargo, a casi todo el mundo le dan bastante miedo esas primeras interacciones.
Si estás en el segundo grupo, ¡que no cunda el pánico! Hay una serie trucos para controlar y superar los nervios a la hora de hablar otro idioma:
Entiende tu miedo
¿De qué tienes miedo exactamente? La ansiedad ante la idea de hablar un idioma extranjero suele reducirse al temor a fracasar o a ser juzgado negativamente.



Si alguna vez has pronunciado palabras extrañas o incomprensibles durante una entrevista, probablemente se deba a ese miedo a los juicios y al fracaso. La ansiedad disminuye la capacidad del cerebro para llevar a cabo sus funciones habituales con normalidad, como, por ejemplo, procesar el lenguaje a tiempo real. Si a esto le añadimos la dificultad de utilizar un vocabulario y una gramática extranjeras, es fácil quedarse bloqueado.
Para relajarte, recuerda qué piensas tú cuando un extranjero se esfuerza en hablar tu idioma. Muy probablemente, no juzgues su nivel.
Averigua qué es lo que más te cuesta
Cuando no se acostumbra conversar en un idioma extranjero a menudo, el cerebro necesita tiempo para procesar las palabras que escucha, traducirlas, pensar una respuesta y expresarla. Esto requiere de bastante más esfuerzo que hablar en tu idioma nativo.
¿Qué te cuesta más: expresarte o entender lo que te responden? Normalmente, es más difícil lo segundo, que afecta a lo primero. Hay mucho que se puede hacer para mejorar la comprensión oral, lo cual aumentará drásticamente tus capacidades de expresión oral.
Entrena la comprensión oral
Si llevas poco tiempo estudiando un idioma, obviamente no vas a entender todo lo que te digan. De hecho, tal vez no entiendas casi nada. Ver y escuchar contenidos audiovisuales extranjeros resulta muy útil a la hora de entrenar la comprensión oral y, por lo tanto, ayuda a mejorar la expresión. Aunque se puede ampliar el vocabulario y perfeccionar la pronunciación haciendo ejercicios de escucha, no se pueden comparar con la conversación “real”.

Hay que tener en cuenta que, aunque uno esté muy acostumbrado a consumir contenidos audiovisuales en el idioma que se está estudiando, el cerebro trabaja mucho más durante una conversación, ya que no solo hay que comprender lo que se está diciendo, sino también procesarlo y formular una respuesta (o una manera de obtener información adicional).
No seas tan perfeccionista
Para llegar a dominar un idioma, hay que pasar por la fase en la que se chapurrea. Cuanto antes te lances a hablar, antes lo harás con fluidez.
Al principio, puede que te desanime un poco el cometer muchos errores, pero esto irá cambiando y, a largo plazo, merece la pena.
¡Sonríe!

La conversación empezará mucho mejor si rompes el hielo con una bonita sonrisa. Inténtalo, ¡no tienes nada que perder!
Ten tus conversaciones de una en una
Cuando se junta un grupo de hablantes nativos, la conversación tiende a acelerarse y a complicarse bastante. Las conversaciones con una sola persona son más fáciles; las clases particulares ofrecen esto, con la ventaja añadida de que se cuenta con el apoyo de un profesional.
Si quieres conversar con un extranjero, la clave está en no pensárselo demasiado. Déjate llevar… cuanto más te lo pienses, más te va a costar. Si viajas solo o estudias un idioma en inmersión, conversar con desconocidos a menudo lleva a experiencias que recordarás toda la vida.
Marca el ritmo de la conversación
Según la teoría de la acomodación comunicativa, si hablas despacio y con claridad, tu interlocutor tenderá a expresarse de la misma manera.
No intentes gustar a todo el mundo
Te encontrarás con personas más y menos pacientes, algunas que pongan más de su parte y otras a las que simplemente se les dé mejor o peor entender acentos extranjeros. No te desanimes: en este caso, es su problema, no el tuyo.
Habla sobre temas recurrentes
Muchas conversaciones se repiten en el día a día. Si vas de compras, pides comida en un restaurante o bebidas en un bar, verás que la mayoría de las interacciones siguen unas pautas fijas.
Si te falta seguridad en el idioma que estás aprendiendo, estas conversaciones son una buena manera de empezar a interactuar. Además, la gente tiende a ser más paciente cuando está intentando venderte algo.
Incluso fuera de estos encuentros tan predecibles, cuando los hablantes nativos se dan cuenta de que estás estudiando su idioma, suelen preguntar de dónde eres y por qué quieres aprenderlo. Estas conversaciones recurrentes te ayudarán a sentirte seguro para que puedas pasar a temas más complejos.
Estudia más idiomas
Una vez hayas conseguido dominar un idioma extranjero, no te dará tanto miedo la idea de aprender otro. Está claro que, al principio, se te hará un poco cuesta arriba que no te salgan las palabras… pero sabrás que sí se puede.